GIAD y Melancolía Histérica

Colaboración digital exclusiva con Hysterical Melancholy que explora los inicios del internet y el ciberespacio. Descarga las tres exploraciones digitales para dispositivos móviles a continuación o explora la sección a continuación y elige.


Sobre la colaboración

Esta colaboración entre God is a designer® y Hysterical Melancholy explora una estética del pasado y el futuro.

Utilizando recursos de GIAD™, Isaac Serif de Hyterical Melancholy creó algunas imágenes de sistemas operativos consideradas basura cibernética para reimaginar la interfaz de usuario del sistema operativo Windows™ variante al estilo de GIAD™. Angel Acevedo, de God is a designer® , utilizó estos diseños para crear escenas utilizando paisajes sonoros para sumergir al usuario en un momento variante en el tiempo.

Paisajes sonoros inmersivos


Ventanas 1995

Una tarde en un cibercafé en 1996.

En el cibercafé tenuemente iluminado de 1996, el aire rebosa de los sonidos de la tecnología temprana y la interacción humana. La sala está llena de filas de computadoras toscas, cuyos monitores CRT proyectan una suave luz sobre los clientes, inmersos en el mundo digital. El zumbido constante de los módems de acceso telefónico resuena por el espacio, interrumpido ocasionalmente por los inicios y cierres de sesión de AOL, los tintineos familiares de los celulares Nokia, cuyos dueños responden con entusiasmo a las llamadas o envían mensajes cortos.

Las impresoras con papel perforado zumban y traquetean constantemente, generando montones de páginas impresas con matriz de puntos. El inconfundible aroma de las impresiones recién hechas se mezcla con el del café, creando una atmósfera inconfundible que captura la esencia de mediados de los noventa.

En medio de la sinfonía del ruido electrónico, la gente participa en animadas conversaciones, tanto presenciales como en línea, compartiendo ideas sobre la emergente red mundial, las salas de chat y las maravillas del internet original. El cibercafé funciona como un crisol donde la emoción del descubrimiento tecnológico converge con la dinámica social de una comunidad que navega por los territorios inexplorados de la frontera digital.

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Creación del ciberespacio

Una puerta al amanecer de la existencia.

En el principio... solo había un vasto espacio y un vacío informe, frío casi cero absoluto. Un manto de nada que se extendía hasta el infinito. De repente, como un rugido sinfónico de proporciones cósmicas, la voz del Dios Creador resonó, resonando en el vacío y provocando un estallido de luz brillante que destrozó la oscuridad.

Con una sola palabra, el Creador divino creó el universo, tejiendo las galaxias y las estrellas, los planetas y las lunas, y toda la materia cósmica que llenaría la vasta extensión del espacio. Este Ser pintó los cielos, moldeó las montañas e insufló vida a cada criatura, grande o pequeña.

En medio de este esplendor, el Creador se complació. Y al despuntar el alba en el horizonte, nació el primer día, lleno de la promesa y el potencial de todas las maravillas por venir. Tal fue la gloria de la creación. Una obra maestra de arte divino y un testimonio del poder y la belleza de la mano del Artista.

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Ventanas 2095

Una tarde en un centro Nexus en 2096.

En el centro Nexus, apenas iluminado en 2096, entrar en lo que antes se conocía como un cibercafé es como sumergirse en una cautivadora mezcla de nostalgia y tecnología de vanguardia. El ambiente es un elegante homenaje a la estética de finales del siglo XX, con luces de neón que proyectan un brillo vibrante sobre elegantes pantallas holográficas y proyecciones holográficas que sustituyen a las pantallas tradicionales. La decoración presenta una cuidada combinación de máquinas recreativas vintage, logotipos de consolas retro, arte clásico de píxeles y gráficos generados por computadora, y murales holográficos que evocan los primeros gráficos por computadora de los años 90 a la década de 2020.

Los usuarios se relajan en sillas ergonómicas flotantes equipadas con interfaces neuronales avanzadas, navegando fluidamente por el paisaje virtual con solo pensar, aunque algunos optan por escribir en el aire con vibrantes teclados RGB de realidad aumentada (RA) que se iluminan con cada pulsación. El ambiente está impregnado de un sutil zumbido de computación cuántica, que impulsa la rapidísima y descentralizada red neuronal de éter del nexo. Una banda sonora suave y ambiental, que recuerda a la música synthwave clásica, marca el tono de este futurista refugio de exploración digital.

Los smartphones han evolucionado hasta convertirse en dispositivos compactos y transparentes que se integran a la perfección con la ropa o se usan como joyas, pero conservan un sutil guiño a los icónicos tonos de llamada del iPhone, rindiendo homenaje a las reliquias tecnológicas de antaño. Mientras los clientes participan en conversaciones de realidad virtual y exploran mundos online inmersivos, el cibercafé retrofuturista de 2096 se erige como testimonio del encanto atemporal del pasado, entrelazado a la perfección con las infinitas posibilidades de un futuro tecnológicamente avanzado.

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